El Clima Laboral es el entorno donde se desarrolla la actividad laboral diaria. La calidad de este clima influye en la satisfacción de los trabajadores con su trabajo y su entorno y, con ello, repercute directamente en la productividad, siendo ésta el valor vital en el buen funcionamiento y éxito de una empresa. Por lo que, un mal clima laboral puede suponerle a la organización una disminución del rendimiento y, por lo tanto, pérdidas sustanciales de desarrollo y crecimiento.
Es por ello, que las organizaciones deben apostar por un buen clima laboral en sus centros de trabajo, fomentando el trato agradable y las buenas relaciones interpersonales entre trabajador-trabajador y trabajador-mando, además de otras muchas medidas de gestión, como compensaciones, motivación, promoción interna, ocio en común, conciliación familiar o flexibilidad horaria, entre otras.
Así, la calidad del Clima Laboral se encuentra íntimamente relacionada con el manejo que los directivos hacen de las relaciones sociales, con los comportamientos de los trabajadores, con la manera de trabajar y de relacionarse, con la interacción de los trabajadores con la empresa y con las características de la propia actividad de cada uno.
Daniel Goleman en una de sus obras señalaba que: “(…) el impacto del clima emocional sobre el rendimiento es de un 20% a un 30%”; es por ello que las empresas, buscan constantemente identificar oportunidades de mejoras y puntos fuertes, basándose en este tipo de estudios para cerrar las brechas de satisfacción entre la organización y sus trabajadores (…)” (El líder resonante crea más, 2003).
Es por ello, que toda empresa actual que pretenda estar a la cabeza de su mercado, no sólo debe apostar por la mejor tecnología o los mejores clientes, sino, también, por la mejor organización en pro de sus trabajadores, que al fin y al cabo, serán los principales productos y beneficios de su actividad.
